En un mundo de etiquetas como el nuestro, a Tim Burton no le queda más remedio que aceptar ser un niño encorsetado en un cuerpo que le queda grande. A su literatura, de la que ésta es su primera muestra, le toca un similar destino. Se la podría definir quizá como una literatura infantil para adultos. Pero a Burton no creo que le importe en exceso. Lo verdaderamente importante son las historias que el genial creador norteamericano es capaz de contarnos a los demás, a esos adultos metidos en cuerpos que nos quedan chicos. Al creador de películas como Ed Wood, Eduardo Manostijeras, Pesadilla antes de Navidad, o la más reciente Sleepy Hollow, se le ocurrió, en un feliz día para los lectores, escribir este libro. Y en él nos presenta, como siempre, historias. Pero en cualquier caso, consigue que nunca sean las mismas; son historias que nos estremecen, nos horrorizan, nos obligan a sonreír con tristeza, o nos arrancan jocosas carcajadas a diestro y siniestro; todo por igual. Son historias de buenos y de malos, de niños que nos sorprenden al mostrarnos con su infantil sonrisa nuestros tristes mundos, de fantásticas criaturas que consiguen muchas cosas, menos dejarnos indiferentes. Aparecen en las páginas distintas muestras de la genial imaginación del norteamericano, muy encaminada en esta ocasión a una estética cercana a la de Pesadilla antes de Navidad , a las que se añaden las ilustraciones del propio Burton, que sirven de fabuloso apoyo a las narraciones. En definitiva, una verdadera maravilla de la narrativa hiperbreve, presentada al mismo tiempo traducida y en una deliciosa versión en el inglés original, y que conforma una pequeña joya que no conviene dejar olvidada. Los cuentos burtonianos aquí presentes, que con un poco de suerte, unida a la frenética actividad creativa que caracteriza al norteamericano, no serán los últimos, narran historias imposibles como la de Chico Brie, o la Chica Vudú, o la de Chico Tóxico, o el amor imposible entre Palillo o cerilla, o la desgarradora imagen de del chico con Ojos de clavo, a la propia y espeluznante vida de Chico Ostra... En definitiva, se trata de historias para no dormir, historias que le mantienen a uno despierto...imantado irremediablemente al libro, sumergido en los fascinantes mundos que Burton inventa. No me queda la menor duda: el lector querrá más.
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