lunes, 31 de diciembre de 2012

44-Y VINIERON LAS SUECAS



JAVIER VILLÁN
Cierra Javier Villán su tetralogía sentimental de los años 40, 50 y 60 con un libro dedicado al desmadre que desataron en España las turistas extranjeras. Para Sebastián Villegas Zapata, narrador de esta saga, todas las nórdicas son suecas, aunque reconoce que su experiencia se centra en las alemanas, cuyos ombligos fueron pioneros de la “fascinación europeísta”. Anda por ahí el propio autor del libro, el Villán, como un personaje a quien el narrador trata con más burla que cariño. Tras la mili, que nos fue contada en Derecha, ¡Ar!, ahora Villegas, cuya vida corre paralela a la de Villán, nos describe el ambiente de pura picaresca de un joven que alterna el trabajo en un bar con el de usurpador de personalidades con vistas a obtener títulos de bachillerato. Tiene mucha gracia y desparpajo la visión de un charnego de aquella Cataluña pesetera y nacionalista.
Se nota que la mili dejó su trágica huella en Villegas. Aquel candor que le conocimos en la segunda entrega de la tetralogía, Sin pecado concebido, ha sido arrasado por la brutalidad de una madurez hostelera. Entonces, una monja joven ahogada en su hábito desprendía más erotismo que muchas alemanas dispuestas a ducharse en champán, a la caza de su latin lover. El estilo literario, así, de nuestro personaje, ha sufrido una especie de degradación pareja a la moral, y sobretodo ha perdido originalidad. Es posible que en Canet, donde lo mismo que te hacías europeista de cintura para abajo perdías la personalidad o la virginidad de tu escritura. Más mundano, muy fresco y sin remilgos, Villán ha zanjado su memoria

No hay comentarios:

Publicar un comentario